martes, 7 de agosto de 2012


ÉTICA PROFESIONAL VERSUS PRAGMATISMO DE BOLSILLO.

Fernando Federico Fujita Alarcón, 
miércoles, 12 de mayo de 2010 a la(s) 0:01 ·

Viernes 7 de mayo de 2010. 

Me encontraba en el Museo de la Nación participando en un evento del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos cuando se me acercó una persona, llamésmole Alonso, quien me dijo que trabajaba en el Instituto Nacional de Cultura y que venía a ver lo que hacíamos. 
Mi reacción al verme y decirme hola fue responderle que: 

- 'no esperaba volverte a ver en mi vida'. 
- ¿por qué? fue lo que dijo y lo que dijeron con los ojos sus ex compañeros de trabajo. 
- ¿No te acuerdas de tu comportamiento en el último proyecto de evaluación que trabajamos juntos? haciéndole recordar que nunca logró, ni ha logrado, aprender a excavar ni reconocer ni diferenciar los objetos de estudios, ni mucho menos a registrar; pero si logró identificarse con el poder, traición, sobonería, solapismo y sobre todo identificado intímamente con su bolsillo. 

Una pena para el Patrimonio Cultural, para el Patrimonio Histórico, para la identidad Histórica Nacional. 

Tratando de encajar mejor la respuesta, ensayó una respuesta la cual fue peor: 

- Eso fue antes, ahora es diferente... ahora estoy trabajando para el Instituto Nacional de Cultura, dijo con su remedo de sonrisa. 

- Pues la ética es la misma para cualquier trabajo, fue mi respuesta con cara de palo mientras me preguntaba qué o quienes le habían educado, con qué principios; qué es lo que había aprendido en el colegio y en la universidad... 

Y eso es cierto; se puede pertenecer a diversas posiciones y escuelas teóricas, pero todas tienen un código de ética, lo más parecido a lo de Alonso es el pragmatismo metalizado con la posición pensamiento de bolsillo con acondicionador de pelo. 

Venderse al poder sacrificando la poca cosa ética que se tiene (o no) por algo de dinero se está haciendo muy común en los últimos años, sin importar que se destruya la información valiosa que puede extraerse de las asociaciones y contextos; sin importar que se destruya el corpus técnico y científico de nuestros pueblos; sin importar vender el futuro de todos nosotros y de ellos mismos por un poco de dinero como tantos ejemplos nos ha dado la corrupción. 

Una pena que exista gente como el tal Alonso; una pena para el Patrimonio Cultural, para el Patrimonio Histórico, para la identidad Histórica Nacional. 


JULIO CÉSAR TELLO ROJAS. SU LEGADO EN EL SIGLO XXI (BORRADOR) F. Federico Fujita Alarcón

JULIO CÉSAR TELLO ROJAS. SU LEGADO EN EL SIGLO XXI
F. Federico Fujita Alarcón.
Introito.
La presente nota, pretende de forma simple y resumida, mostrar el contexto de formación, y vida académica y profesional del doctor Julio César Tello Rojas, el fundador del Museo en el año 1919 bajo la gestión representada por el doctor Javier Prado.
La siguiente parte es un somero compendio sobre el legado dejado a la universidad y a la institución que se creó y se mantiene no sólo como el repositorio de bienes materiales, sino también como un centro de investigación y difusión en tres niveles como son las exposiciones temporales y las versiones de las permanentes; las diversas publicaciones impresas entre ellas las de bandera como Arqueología y Sociedad, y Cuaderno de Investigaciones del Archivo Tello, Cátedra Tello, y las publicaciones que se producen y las que se auspician. Además se cuenta con los ciclos de capacitaciones, los ‘Miércoles Arqueológicos y Antropológicos’ y otras acciones eventuales y continuas como medio de contacto entre la comunidad científica y la comunidad general;  y ahora con el programa ‘Conversando para Conservar’ de una hora en el canal web de culturas del Centro Cultural donde se encuentra su sede actual.
Pero continuemos con vuestra indulgencia.
El Hombre detrás del Proceso Histórico.
En el ámbito semi rural de Huarochirí[1], un domingo 11 de abril de 1880 y con la patria convulsionada por el divisionismo típico de los peruanos y por la guerra con la hermana república de Chile nació Julio César Tello Rojas en un hogar acomodado; luego de respirar el aire y el paraje en estos ámbitos fue pronto a estudiar a Lima en el colegio de Nuestra Señora de Guadalupe en la recién reconstruida Universidad de San Marcos, donde ingresó en el año 1900 hasta el año 1909 en el ínterin trabajó para estudiar y vivir en la Biblioteca Nacional bajo el auspicio de Ricardo Palma, con Sebastián Barranca y como conservador del Museo Raimondi, en una época que imperaba (y aun impera) el racismo, el machismo y los resabios del caudillismo que de alguna manera el mismo reprodujo.
Entre 1909 y 1916 después de graduarse como Médico fue becado por el gobierno de Leguía, viajó por Europa y Estados Unidos de América adquiriendo conocimientos complementarios como la organización de las universidades, gabinetes y museos; en 1917 participó por su región natal como diputado y amparado por el Partido Nacional Democrático representado por José de la Riva Agüero, los Futuristas como eran conocidos tenían como ejes centrales la construcción de una Nación, la Descentralización del Estado Peruano y el rescate de los aportes Andinos. En 1918 dictó cursos de Arqueología en nuestra casa de estudios y se doctora en Ciencias Naturales.
En 1919, bajo el auspicio del Rector de la Universidad de San Marcos, don Javier Prado y Ugarteche[2], constituyó el Museo de Arqueología de la Universidad de San Marcos en el viejo patio de los Novicios o de los Naranjos o Letras; ya en 1923 pudo dar clases como Catedrático y asumió la Dirección del Museo de Arqueología con carácter estatal, y aparentemente en esta época realizó un sustento ideológico relacionado con Leguía[3], luego del golpe de estado que derrocó a Leguía, fue inmediatamente cambiado por Luis Valcárcel; Tello reúne a su equipo en Pachacamac e hicieron el juramento de ser leales a la ciencia a pesar de todo.
En estos momentos hay que abrir un paréntesis para definir una aproximación a los conceptos de vida del doctor Tello. Él tuvo que lidiar con un racismo fuerte y que en cierta medida aun es presente en el Perú, así mismo tuvo una crianza machista fomentada por la parte femenina de la familia, quien por lo general es la más tradicional[4], y ello explicaría su actitud paternalista y su inclinación por el poder fáctico y ejercerlo lo cual le llevaría a estar muy ligado a estructuras de poder o a generarse sus propios espacios laborales. Aristóteles mencionó la palabra de Zoon Politikon, la persona es un animal político, y que todos siempre es parte de una posición ideológica que se manifiesta en las propuestas de creación y recreación del Mundo, en esa explicación del presente y futuro que sirven de sustento de la política, y que ya era un asunto maduro en Tello y su gente.
Hacia 1940 la zona de Lima sufrió un severo terremoto y la sede la Universidad, y del Museo, conocida como La Casona de la Universidad no fue ajena a ello; las colecciones se guardaron. Hacia el año 1945 el doctor Tello logró concentrar casi todas las colecciones arqueológicas prehispánicas oficiales en el novísimo, en ese entonces, Museo Nacional de Antropología y Arqueología, de esta constitución de acervo fue exenta la de la Universidad que fue depositada en esos recintos en calidad de temporal.
En la noche del 3 de junio de 1947, falleció Tello en el hospital Arzobispo Loayza.
El Legado de Tello visto en el Siglo XXI.
Legar o heredar, es en primera instancia tener la esperanza y el deseo de una persona trascender más allá de una situación o de la muerte misma mediante cosas como inmuebles o muebles, o también de forma inmaterial como es el pensamiento. Adir una herencia o legado no sólo es el compromiso de aceptar las pautas de un legador, sino también de usufructuar lo recibido y con el compromiso de no perderlo, y de ser posible acrecentarlo.
En virtud de lo escrito arriba, el Museo de Arqueología como las otras instituciones y asociaciones fundadas por Tello y su gente heredaron muchos bienes y estos han sido transmitidos de una forma u otra los componente de las sociedad como parte de la creación de la Identidad Histórica.
El Museo ha venido promoviendo las investigaciones de campo tanto a nivel antropológico como arqueológico; estas se reflejan por medio de los bienes muebles o de los registros en especial de las exploraciones y las excavaciones de los proyectos y programas arqueológicos; y estas son analizadas bajo las perspectivas de contextualizar, o de recontextualizar colecciones de los propios fondos del Museo; también apoyando y orientando a los investigadores asociados y visitantes; otras proponiendo líneas de investigaciones como el Programa Craig Morris, etc… que se ven definidos en guiones expositivos de forma creativas.
También el Museo tiene las cualidades básicas y fundamentales de repositorio y conservación de los bienes muebles custodiados, por lo cual tiene una política adecuada y propositiva; por otro lado también parte del legado y de lo que se tiene en uso es el inventario digitalizado y sistematizado de las colecciones al igual que el fotográfico generando bancos de proyectos y de datos como son los archivos y entre ellos los documentos de registro y administrativos que ahora se le conoce como Archivo Tello.
Así como también unas de las actividades finales de todo museo son las publicaciones y difusiones del conocimiento. Mas las otras finalidades del Museo se encuentran, bajo la actual gestión abocada a la recuperación de la ciencia y tecnología de orígenes prehispánicos, coloniales y republicanos basados en un análisis interdisciplinario de las manifestaciones de la realidad en lo que llamamos Perú en su proceso productivo y reproductivo de la sociedad, y en la generación de la identidad regional y nacional; y sobre todo en el resultado del Proceso Histórico que denominamos Identidad Histórica Nacional.
[1] En aquella época los colegios como el Guadalupe, el Lima-San Carlos y el Santo Toribio enseñaban las mismas materias adecuadas para iniciar los primeros cursos de la Universidad; no se necesitaban estudios alternos para pasar del nivel de instrucción básico a superior.
Es entre los años setenta y ochenta que se ponen de moda las ‘academias pre-universitarias’ como nexo entre ambos niveles de instrucción, que comenzó para alivianar un distanciamiento entre ellas y luego se convirtió en un verdadero negocio desde mediados de los años 90 del siglo XX.
[2] Javier Prado y Ugarteche fue doctor en derecho y luego en Letras, también fue honrado como Maestro de la Juventud en su periodo como Rector, y fundó dos los primeros museos universitarios que existieron en el Mundo. Por otro lado tuvo mucha actividad política como presidente del Partido, embajador plenipotenciario, ministro de Relaciones Exteriores; participó en el golpe de estado contra Guillermo Billinghurst. Su nombre ha servido para bautizar el Museo de Historia Natural y una avenida principal en la Ciudad de Lima.
[3] Tello publicó su texto sobre Wiraqocha, en la época que fue nombrado como Director del Museo de Arqueología por Leguía quien fuera presidente constitucional y golpista; y es en esa época que también se le motejaba como Wiraqocha a Leguía que tenía un corte populista con la población indígena como declarar el día de la raza. Pero su política interna conllevó una fuerte explotación de gran parte de nuestra población de la sierra y la ignorancia de nuestra población de la selva.
[4] Tello dejó las riendas del grupo a su discípula y protegida a doña Rebeca Carrión Cachot; no sólo por ser una de las personas más capaces de sus seguidores, sino también que era una mujer que podía transmitir el legado y la tradición.

LA CASONA EN TRES TIEMPOS. LA CASONA AYER. ARQUEOLOGÍA DE LA CASONA (PRELUSIÓN PRESUNTUOSA)



ARQUEOLOGÍA DE LA CASONA: Aproximación a un Patrimonio Cultural e Identidad Histórica.

Fernando Federico Fujita Alarcón[i].
PRELUSIÓN.
El presente texto, amable lector y dulce lectora, se trata de un breve recuento del proceso histórico de este edificio que ahora llamamos La Casona de San Marcos, o simplemente La Casona como nos enseñaron a decir nuestros camaradas del programa, ahora escuela, de Arqueología cuando nos introducían a un mundo que no era considerado en ese entonces en académico, pero que tenía que ver mucho con nuestra carrera, y que luego se convertiría en parte de nuestra vida profesional como un medio de transmisión de pensamiento e información.
Al principio fue conocer el Museo de Arqueología de la mano del fallecido Daniel Guerrero y de Elizabeth Isla en el año de 1985, y ganarnos la amistad de doña Nélida Gamero, Arqueóloga y administradora de dicha institución; al principio ella nos acompañaba personalmente a recorrer las colecciones del doctor Pedro Weiss, o las vitrinas de la antigua exposición de Orígenes del Perú, ora ver la muestra de Instrumentos Musicales que se encontraban cerradas hacía tiempo, ora trepar al campanario y ver el Orbe desde esa atalaya cultural, o curiosear entre las cosas de Armatambo, mirar de lejos la colección Chavín, atisbar el Archivo Tello; y de tanto solicitar y llegar a ver los materiales que pronto nos daba las llaves y pasábamos horas enteras metidos en esos ambientes. Más adelante, nos comenzamos a hacer amigos del personal que laboraba en ese entonces como era Ramón Siu, u otros, que nos permitían ingresar a sus espacios y compartir su amistad, revisar con ellos los periódicos, los archivos o la Biblioteca que el doctor Tello donó a la Universidad; en esa época ya parecíamos gatos callejeros, pues por cualquier ventana, techo, escalera, vano o por cualquier espacio nos introducíamos, lo refundábamos, lo considerábamos nuestro y a pronto a ser incorporado a nuestras exploraciones casi cotidianas.
Era una época en que había bastante actividad política en el país, y en la Universidad, y por ello a veces no se podían hacer clases en la Ciudad Universitaria, y los profesores solicitaban algunos ambientes para impartir clases en La Casona; o simplemente solicitaban tener un espacio para hacer en ese sitio las clases y ya no en la Ciudad. En esos días teníamos clases con profesores como el doctor Julián Idilio Santillana o el doctor Luís Guillermo Lumbreras; o cuando nos tocó hacer la práctica final del curso de museología y museografía dirigida por Luis Orlando Repetto y decidimos retomar y remozar las exposiciones de Instrumentos Musicales y Orígenes del Perú que había realizado el equipo del doctor Lumbreras allá por los años setenta del siglo veinte. Uno de los resultados más concretos, aparte de lo arriba mentado, fue un documento de trabajo para la reformulación del Museo y su relación con la educación; dicho trabajo fue considerado muy de avanzada en una reunión del Consejo Internacional de Museos realizado en la ciudad de Cuenca (Ecuador).
Posteriormente, tomamos diferentes rumbos en la universidad y participando en diversos proyectos; hasta que nos convocó don Alfonso Castrillón para participar en el Convenio como el equipo de Arqueología que iba a realizar las pesquisas para crear un corpus de información necesaria para el nuevo programa arquitectónico, y el Arqueólogo que apostó por nosotros fue el doctor Santillana.
A finales del siglo veinte, y mientras nos preparábamos para ser oficialmente los profesionales, iniciamos las tres primeras campañas de excavaciones en algunos patios tales como de los Juniores, Naranjos y Jazmines; recintos como el Salón General, los ambientes bajos del Museo, y el Salón de Grados o ex Capilla de Nuestra Señora de Loreto entre otros espacios. Con el tiempo una compañera asumió, ya en el siglo veintiuno las dos últimas campañas en el Patio principal y en la vieja área de ciencias.
Por defecto profesional expondré el tema en tres partes.
Las primeras son respecto al proceso histórico de este edificio. La primera está dedicada al proceso global, sobre todo del grupo de los conquistadores que provenían de una porción del mundo que se vio afectada por una escisión severa del grupo cristiano y su estructura del poder, y como esta lucha interna entre contrarios tuvieron expresiones semejantes en la forma física tales como la arquitectura, la expresión artística en las esculturas, pintura, música y la puesta en escena en que la belleza ya no es ultraterrena como en el renacimiento, en cuanto a la época del barroco es muy terrenal con expresiones y puesta en escena con cuerpos más reales y cotidianos. La siguiente  etapa del proceso histórico tiene como base la particularidad del edificio mismo; es decir su proceso desde que fue un campo de cultivo, un internado para que los candidatos a ser hermanos o sacerdotes ensayasen por un tiempo su relación con su Dios, y la disciplina contemplativa y activa que conlleva, así como estudios básicos de lenguas, ejercicios espirituales, las constituciones, etc… que se ve reflejada en lo que ahora los jesuitas llaman el Noviciado; la etapa académica profundiza lo anterior, sobre todo en lenguas y ciencias sociales por lo general y estos con fines de apostolado esta etapa ahora se le conoce como Juniorado; Filosofado y Teólogado son años de estudio y profundización en las materias señaladas; a continuación viene el Magisterio como una aplicación y probanza de lo aprendido y que se puede transmitir por medio de la instrucción básica o superior; finalmente la Tercera Probación mediante mayor y profundos ejercicios espirituales, corporales a veces, dentro de su apostolado. Eso es lo que ahora es parte de la formación de un jesuita, y al parecer poco ha cambiado con el tiempo.
El último tercio está en la presentación general de los datos hallados como son algunos canales de ladrillos en proporción 1-2-3  unidos con argamasa de calicanto; desarenadores del mismo material y argamasa; canaletas de desagüe asociados a filtros hechos con botijas desechadas; fragmentos de vajilla colonial de diversas épocas; pequeños aljibes, tuberías de cerámica con interior vidriado y unidos con brea o de hierro fundido;  algunos comentarios y muchas fotos. Debo confesar que me auto emulado con este último tramo, ya que se publicó en la revista Historia y Cultura Nº 24 del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú; pero me pareció muy importante presentarlo en estos momentos para mayor comprensión de este monumento histórico que es La Casona de San Marcos.
Lima, mayo de 2011



[i] Arqueólogo proveniente de las canteras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 
(Arqueología y Sociedad Nº 23)

EL OBJETO DE ESTUDIO ¿OBJETO DE DESEO?

Desde hace más de un lustro el Museo que fuera fundado por Julio César Tello Rojas[1] tiene la denominación oficial de ‘Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos’ y coloquialmente desde mucho antes como el Museo de Arqueología de San Marcos o simplemente como el Museo de San Marcos dado por su antigüedad[2], y en su devenir en estos noventa y tres años como institución dedicada a la investigación y divulgación, científica y popular, ha caminado sobre dos disciplinas de las Ciencias Sociales: la Arqueología y la Antropología. Por esta razón, y por cumplirse los primeros cuarenta años de esta Revista[3] pensé que sería importante contar con un número especial que recogiesen artículos sobre estos dos pilares del Museo.
Se hizo la convocatoria abierta a los colegas, especialmente a los arqueólogos, folkloristas y antropólogos.
La respuesta de algunos de mis colegas[4] fueron de los más inverosímiles, me acusaron de desvirtuar las tareas, acciones, objetivos y fines del Museo, y por ende de la revista; en algunos casos con adjetivos pocos propios de candidatos a doctores, o de doctores[5], o una particular agresión a las personas que laboran en la institución que actualmente dirijo; en otros casos, gentes más permeables y verdaderos practicantes de la interdisciplinariedad más bien felicitaron la idea y participaron activamente; a ambos grupos mis más sinceras gracias pues eso me permite rescatar de la anécdota unas reflexiones sobre la Humildad Científica, algunas apreciaciones sobre la Arqueología y Antropología, los miedos, y a quienes van dirigidos nuestros esfuerzos, desvelos y tesón en pos de la verdad y de la identidad histórica nacional.
Pero comencemos por partes.
En algunas partes del Orbe tenemos presente que cualquier tipo de sociedad concibe sus propias huellas en ese proceso continuo de generar y regenerarse en pos de satisfacer sus necesidades vitales en una relación dialéctica con la naturaleza de su entorno, con una comprensión idéntica hacia el interior de la misma sociedad cuando señala, sanciona y regula las formas y maneras, el protocolo interno, en que sus componentes se relacionan entre sí.
Las formas de expresar estas necesidades, la manera de satisfacerlas serán distintas en diversas épocas, aun dentro del mismo tipo de sociedad; este devenir tendrá expresiones muy particulares que por lo general los científicos denominan Culturas. Este cuerpo de información como tal es susceptible de ser analizado, sistematizado, comprendido, y explicado desde diversos puntos de vista desde un pasadismo chovinista, el pragmatismo, y otros yerros semejantes hasta llegar a concretas perspectivas más progresistas y propositivas que se manifiestan en las posiciones teóricas o las escuelas teóricas a las que pertenecen cada uno de los individuos y grupos.
Las culturas como expresiones particulares, y las sociedades como expresiones generales, son estudiadas por un grupo de disciplinas científicas que en el Perú se engloban académicamente en la Ciencia Social ‘… el objeto concreto de estudio de la Arqueología es la sociedad en su plenitud, el cual se lleva a cabo por medio del análisis de las evidencias materiales que deja la sociedad, y las culturas, en su continua formación de la Identidad Histórica desde hace milenios, donde los últimos quinientos años es una parte muy pequeña de nuestro desarrollo social y cultural’ (Fujita 2007; p.27)[6] eso es la Arqueología desde su perspectiva académica.
En cuanto a la definición de la Antropología según el diccionario de la Real Academia Española señala que es la ‘Ciencia que trata de los aspectos biológicos y sociales del hombre’ o ‘estudio de la realidad humana’[7] o sea, el objeto de estudio de la Antropología es la Sociedad en su conjunto, pero sólo que desde la perspectiva del presente, desde la alteralidad... ¡vamos!… con posibilidad de corroborar sus hipótesis entrevistando a poblaciones vivas. No hay más que darle un poco más de vueltas, de digerir tranquilamente y observar que el Objeto de Estudio de la Antropología también es la sociedad y las culturas; sólo que teniendo como referentes de estudio a las leyes y reglas no tangibles que rigen a la sociedad y sus expresiones particulares en una determinada cultura desde la cumbre del presente.
Pero también existe el miedo de más de un científico de compartir el mundo con otros, también puede ser el miedo a que otros no los entiendan o simplemente que otros puedan darse cuenta que realmente no saben nada (Fujita 2007; p.130)[8]; igualmente existe la necesidad de muchas personas de apropiarse material y/o inmaterialmente de los objetos, ideas, parcelas académicas, campos laborales, etc… que reflejan una inseguridad al no compartir que se manifiestan en reacciones tales como pataletas infantiles, infantilismo en mostrar un ego colosal, en el afán de controlar todo en su entorno, celos de otras personas, celos de otras profesiones, como si la sociedad fuese no sólo un objeto de estudio, un laboratorio, sino un fetiche y en esa perspectiva egoísta de declarar la sociedad como nuestro único objeto de deseo.
No comprenden muchos científicos que con esa actitud, otras formas de ver la vida, o de aprovecharla o desaparecerla, nos ganan la partida en comprender y explicar el universo, y sobre todo reducir nuestras propuestas de soluciones concretas y directas para definir nuestra identidad histórica (regional, nacional o continental) y de cimentar un desarrollo alternativo y real  a lo que nos quieren vender en el presente.
Esa falta de humildad científica de aceptar que uno no sólo es humano con razonamiento y pasión, que también puede uno tener aciertos y errores, y sobre todo que existe más de un punto de vista para lo mismo, o que otras personas puedan opinar sobre lo que trabajamos, o que tengan derecho de opinar en sus facultades cuando nos metemos, como extraviados y trasnochados émulos de un humanista del Quattrocento, en otros fueros que nos son ajenos.
 ‘por estas razones las ciencias sociales continuarán relegadas, si no cambian…, pues no pueden seguir sólo produciendo información para una élite ni para autocomplacerse ni para autoconsumo en una suerte de autarquía y aislamiento de la sociedad; se necesita producir información concreta para los demás miembros de la sociedad, siendo el vínculo entre los científicos y la comunidad la difusión del conocimiento en su forma más clara y sencilla.’ (Fujita 2007; p. 131)[9].
Este introito es una forma de hacer catarsis por un asunto que cada cierto tiempo se manifiesta entre los miembros de la comunidad de las ciencias sociales como son entre los arqueólogos puros, los antropólogos puros, científicos puros, etc… cada uno defendiendo sus pequeñas chacras, sus parcelas académicas donde son semejantes reyezuelos, pero que no ven que pueden ser juntos un gran grupo con mayores deberes y derechos de unos ciudadanos en una gran república.
Con agradecimiento y reconocimiento al personal del Museo que aun dirijo, y en especial a ti amable lector y afable lectora va esta reflexión.
C.BB.BB.VV.
Lima, lunes 23 de enero de 2012.

Fernando Federico Fujita Alarcón


[1] El doctor Tello Rojas fue doctor en medicina y doctor en ciencias naturales; está considerado como un protoarqueólogo moderno y como padre de la Arqueología Peruana, por lo menos la que corresponde con el proceso histórico a partir del siglo XX.
Para una información más fácil de acceder revisar el catálogo ‘Julio C. Tello’ de la muestra que organizó el Museo de Arqueología y Antropología en 2007.
[2] Aunque solamente es superado por el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos  que fuera fundado en 1918; el actual Museo de Arqueología y Antropología lo fue en 1919.
[3] Arqueología y Sociedad, revista fundada por el doctor Lumbreras.
[4] El título que me otorga la Universidad Nacional Mayor de San Marcos indica que a Nombre de la Nación (y en todo el territorio peruano) soy Licenciado en Arqueología.
[5] Por ejemplo Inmanuel Pastizal, Ianus Stornudo o Esther Pedredería.
[6] FUJITA, Fernando
2007  ‘La Arqueología; fuera de su parcela Académica’ en ‘…El reposo del badilejo…’. Lima.
[7] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (versión virtual)
2001 Diccionario de la Lengua Española. Vigésima Segunda Edición. Madrid
[8] FUJITA, Fernando
2007 ‘El Síndrome de Casandra en …’ en ‘…El reposo del badilejo…’. Lima.
[9] Ibídem.