ÉTICA PROFESIONAL VERSUS PRAGMATISMO DE BOLSILLO.
Fernando Federico Fujita Alarcón,
miércoles, 12 de mayo de 2010 a la(s) 0:01 ·
Viernes 7 de mayo de 2010.
Me encontraba en el Museo de la Nación participando en un evento del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos cuando se me acercó una persona, llamésmole Alonso, quien me dijo que trabajaba en el Instituto Nacional de Cultura y que venía a ver lo que hacíamos.Mi reacción al verme y decirme hola fue responderle que:
- 'no esperaba volverte a ver en mi vida'.
- ¿por qué? fue lo que dijo y lo que dijeron con los ojos sus ex compañeros de trabajo.
- ¿No te acuerdas de tu comportamiento en el último proyecto de evaluación que trabajamos juntos? haciéndole recordar que nunca logró, ni ha logrado, aprender a excavar ni reconocer ni diferenciar los objetos de estudios, ni mucho menos a registrar; pero si logró identificarse con el poder, traición, sobonería, solapismo y sobre todo identificado intímamente con su bolsillo.
Una pena para el Patrimonio Cultural, para el Patrimonio Histórico, para la identidad Histórica Nacional.
Tratando de encajar mejor la respuesta, ensayó una respuesta la cual fue peor:
- Eso fue antes, ahora es diferente... ahora estoy trabajando para el Instituto Nacional de Cultura, dijo con su remedo de sonrisa.
- Pues la ética es la misma para cualquier trabajo, fue mi respuesta con cara de palo mientras me preguntaba qué o quienes le habían educado, con qué principios; qué es lo que había aprendido en el colegio y en la universidad...
Y eso es cierto; se puede pertenecer a diversas posiciones y escuelas teóricas, pero todas tienen un código de ética, lo más parecido a lo de Alonso es el pragmatismo metalizado con la posición pensamiento de bolsillo con acondicionador de pelo.
Venderse al poder sacrificando la poca cosa ética que se tiene (o no) por algo de dinero se está haciendo muy común en los últimos años, sin importar que se destruya la información valiosa que puede extraerse de las asociaciones y contextos; sin importar que se destruya el corpus técnico y científico de nuestros pueblos; sin importar vender el futuro de todos nosotros y de ellos mismos por un poco de dinero como tantos ejemplos nos ha dado la corrupción.
Una pena que exista gente como el tal Alonso; una pena para el Patrimonio Cultural, para el Patrimonio Histórico, para la identidad Histórica Nacional.
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