Las influencias empíricas y preclaras en el Aprendizaje: Docencia en la actualidad
Arqlo. Fernando Federico Fujita A.[1]
« ¿Por dónde empiezo?... ¿qué les cuento?» (Lumbreras 1985)
¿En qué pienso cuándo
inicio una clase? ¿Cómo artículo una clase con las anteriores o las que
vendrán? ¿Cómo puedo proyectar o hacer trascendente el motivo de una clase
particular o el meollo del curso? Son las preguntas que siempre pongo en juego
en mi cabeza cada vez que inicio una clase sino es al inicio de un ciclo de
aprendizaje.
Pero antes de
continuar quizás deben saber que primero debo hacer una contextualización de mi
experiencia, cada vez más probada y contrastrada, antes de poder usarla para
emplearla como base de mi proceso de mi relación enseñanza – aprendizaje como
diría nuestro docente Jorge Pedraglio (Pedraglio, 2016).
Como he señalado a veces
reflexiono cómo aprendí, y lo que aprendí en la Universidad, y de la misma
forma cómo me fue en el colegio, y pienso que uno trasmite experiencia,
provocar curiosidad; quizás a manera de emular a mi profesor (y amigo) Luis
Lumbreras (Lumbreras, 1985) en una clase
magistral del ciclo propedéutico que llevé en los primeros meses lectivos en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos he presentado el presente epígrafe que
representa eso: el primer paso de un ordenamiento del conocimiento empírico que
deja de serlo para convertirse en conocimiento académico y científico, ordenado
y sistematizado (Fujita, Fernando, 2016).
«No dark sarcasm in the
classroom Teachers leave them kids alone» (Pink Floyd, 1979, 1982)
Para comenzar debo
señalar que la instrucción que recibí en primaria y secundaria fue en un
colegio de la diócesis que luego de muchos años fue vendida al grupo a una corporación bancaria. Para muchos la
etapa colegial es un momento feliz, para mí no lo fue, pues para comenzar todos
éramos tan grises como ratas de desagüe y lo mismo ocurría por lo general en
casi todos los cursos que recordarlos parece un video basado en la canción
«another brick in the Wall» de la banda inglesa Pink Floyd; día tras día,
semana tras semana, mes tras mes, años tras años, prácticamente era lo mismo:
repite-memoriza-aprende-memoriza-no cuestiones-repite cortando toda creatividad[2]; toda
cuestión era impensable y más aun cuando se tiene un profesor de secundaria que impartía las matemáticas
(aritmética, álgebra, nociones de geometría euclidiana, etc…) su cara la recuerdo, pero no su apellido, con él nunca
pude comprender las normas y las reglas de tal ciencia, prácticamente me hacía
sentir inútil que no podía comprender nada cuando solicitaba mayor explicación y
me remitía a los ejercicios de la afamada colección Baldor; es decir ante la
duda nada mejor que la repetición hasta llegar a una epifanía al desgranar cual
rosario todos los ejercicios del tema, dicha epifanía nunca llegó. En
contraposición de una de mis inclinaciones dejé en esos momentos de intentar
ser un astrofísico[3].
Sin embargo, se abrió
otro camino, desde la perspectiva del interés particular mío que en un contexto
general fue que parte de mis vacaciones primariosamente infantiles las pasaba
en el norte del Perú, en Zaña que es un pueblito lleno de una variabilidad cultural
e interculturalidad semejante a mis barrios bajopontinos donde también se
percibía lo que ahora conozco como Patrimonio Cultural por medio de las
evidencias y restos coloniales y sobre todo prehispánico, los que los percibía
sensorial e inconscientemente en mis correrías entre el Cerro Corbacho, el río
y la Otra Banda. Más adelante tuve la suerte de viajar con mis padres por buena
parte del país, y donde llegáramos era habitual visitar algún sitio
arqueológico y/o colonial, y de haber museos, pues museos; en esas actividades
comenzó a germinar lo que es mi profesión básica: Arqueología.
¿A qué viene todo
esto? Se preguntará, pero la conexión viene con la reflexión que también obtuve
en los cursos de Historia (del Perú y Universal) pues el profesor[4] le
interesaba que nosotros entendiéramos el proceso histórico en su contexto en
vez de repetir nombres y fechas, para ello nos hacía preguntas dirigidas,
exámenes de razonamiento y nuestras fichas de trabajo de nivel universitario, además
en el contexto social y político de ese entonces se propiciaba un dialogo y
debate entorno a las posiciones particulares de cada uno frente a la Asamblea
Constituyente de 1978-1979 y siempre buscando la sustentación de las ideas
mediante argumentos válidos; algo parecido sucedió con la efervescente campaña
electoral de 1980 donde se consolidó mi posición política y se cimentó mi
posición teórica. Este ejemplo de profesor y su clase me ha servido de modelo
no sólo para mis charlas, mis clases y escritos, también cabe recordar que en
las Universidades en que me he hallado[5] e ido
acrecentando esta idea, en principio intuitiva, pero luego reconocida y afirmada
ya no empíricamente sino de forma académica.
«¿Cómo quisiera
definirme como persona?...mmm…Ser un eterno estudiante» (Fujita circa 1987)
Hace mucho tiempo
atrás, a finales del milenio pasado, en una reunión de café habitual al grupo
de estudiantes universitarios que pertenecía nos hicimos la pregunta de éste
capítulo del tipo ¿qué quisieras ser de grande? Y mi respuesta intuitiva
entonces ha ido tomando cuerpo cada vez más en el buen sentido socrático (Savater,
2016)[6], es
decir, conforme he ido profundizando en conocimientos y competencias he
percibido que lo que sabía es ínfimo a lo actual, que el conocimiento se
multiplica cada vez más rápido a un ritmo exponencial y que siempre es
necesario y deseable aprender más, y no por estar actualizado sino por la
curiosidad asombrada de los fenómenos que percibimos y su realidad. Además, he
comprendido la existencia de la Ley de la unión y lucha de los contrarios (Marx, Karl y
Engels, Friedrich, 1980)[7] que es
representada por el conocimiento que siempre debe ser puesto a prueba de forma
constante y en dos niveles, entre el observador y la realidad, y entre los
maestros y los alumnos cuando colaborativamente crean y recrean la información
que es transformada en conocimiento. Ello me aproxima a los trabajos de Lev
Vygotsky cuando se comprende que el entorno social puede influenciar al
individuo, así como la presencia del docente como un tutor que guía sutilmente
a los estudiantes.
Recapitulando, muchas
veces éste conocimiento fue construido de forma autónoma y de forma
extracurricular la cual lo volqué, junto con otros compañeros cuando
participamos colectivamente y dirigimos el cambio curricular que dejó
experiencias positivas y negativas transformadas y transformadoras; en ello ha
sido vital la retroalimentación o relación dialéctica que lo hemos visto en la
construcción del conocimiento entre el Maestro y el Discípulo, lo cual he de
reconocer que me aproximo mucho al trabajo realizado por Brunner y Piaget sobre
todo lo que representa el estudio del individuo, propiciando la curiosidad y la
imaginación[8]
que es guiado con «preguntas topográficas» en la consolidación y creación del
conocimiento.
Ahora bien, también he
comenzado a practicar la identificación del público objetivo, los alumnos y los
tipos en que podemos segregarlos para aplicar las estrategias necesarias para
entablar esa empatía necesaria y las características de los individuos (Alvarado,
Liliana; Bretel, Luis y Maclenan, Ana Cecilia) por lo cual desde la
actual perspectiva del módulo de Diseño Instruccional, también he descubierto
que participo de unas posiciones como el ordenamiento del dato y la
información, manifestado en los párrafos anteriores, como los planteados por
Cagné relacionado a la influencia y trabajo social, a veces, sí a veces debo
confesar, estructurado, conocimiento que debe ser dialécticamente retroalimentado, así como una
presencia sutil, pero atenta, del docente que debe supervisar constantemente.
Referencias
Alvarado, Liliana; Bretel, Luis y Maclenan, Ana Cecilia. (s.f.).
Universidad Tecnológica del Perú., Maestría de Docencia Universitaria y
Gestión Educativa.
Fujita, Fernando. (Enero de 2016).
Investigación Académica. Lima, Perú.
Lumbreras, L. (mayo de 1985).
Introducción a la Arqueología. Ciclo Propedéutico de Ciencias Sociales
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. (F. Fujita, Entrevistador)
Marx, Karl y Engels, Friedrich.
(1980). Obras Escogidas. Moscú, Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas: Progreso.
Pedraglio, J. (abril de 2016). Liderazgo.
Escuela de Postgrado de la Universidad Tecnológica del Perú., Maestría en
Docencia Universitaria y Gestión Educativa, Lima.
Pink Floyd, B. (1979, 1982). Another
brick in the wall. Inglaterra.
Savater, F. (2016). La aventura de
pensar. Debate.
[1]
Docente en la UTP guiando básicamente el curso de Investigación Académica, así
como Ciudadanía y Reflexión Ética. fernando_fujita@yahoo.es c15140@grupoutp.edu.pe
[2] En
mi caso no fue precisamente poesía, mas sí con respecto al Origami en un momento de descanso.
[3]
Pero aun observo el cielo, sus fenómenos y leo sobre la astrofísica.
[4] De
él si me acuerdo de su cara y nombre, es el actual sacerdote Manuel Peña.
[5]
Universidad Alcalá de Henares y la Universidad Tecnológica del Perú.
[6]
Solo sé que no sé nada, frase que se le atribuye a Sócrates.
[7]
Planteada por Karl Marx y
Friedrich Engels.
[8]
A veces percibo que las personas tienen muchas veces las respuestas reales y concretas
a muchos temas, solo que ellas lo manifiestan de forma empírica y superficial,
y que luego de una reflexión lo pueden expresar recién en un lenguaje
académico.
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