EL FARDO FUNERARIO 298 Y EL CUADERNO DE INVESTIGACIONES DEL ARCHIVO TELLO Nº PARACAS WARI KAYÁN. FALLIDA PUBLICACIÓN CON CIERTOS ACIERTOS.
Carlos Roldán DEL ÁGUILA CHÁVEZ[1]
Fernando Federico FUJITA ALARCÓN [2]
Mediante la presente nota los suscritos quisiéramos ofrecer nuestras más sinceras disculpas a las direcciones y miembros del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y al Rectorado de dicha Casa de Estudios.
Expresamos nuestras disculpas ante la comunidad científica, académica y público en general por un hecho acaecido hace poco y que ha generado más de un malestar a ex compañeros de trabajo, o dejar anonadados a otros colegas por los desaciertos académicos y editoriales, o la sonrisa cómplice y compresiva de muchas personas. Expresamos nuestra exclusiva responsabilidad ante la comunidad en general por la incompleta y por tanto errónea publicación del Cuaderno de Investigaciones del Archivo Tello Nº 9 ‘Paracas Wari Kayán’ [3] que implicó la divulgación incompleta de lo que debió ser el examen minucioso del fardo funerario 298 investigación que se llevó a cabo por un equipo de investigadores, en la cual también participamos, en los recintos del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú entre los años 2005 y 2006.
Pero permítanos presentarles los hechos para que podamos ser sujetos a críticas; además, estos afortunados hechos, presentarlos en conjunto y en tercera persona para hacer de su explicación un relato más ligero e impersonal.
Contexto Histórico del Fardo 298.
Cuando Julio César Tello Rojas encabezó las primeras excavaciones científicas en la península de Paracas allá por los años de 1925 al 1930, nunca llegaron a abarcar la totalidad de los cementerios Paracas que ahora se encuentran custodiados por parte del Ministerio de Ambiente y del Ministerio de Cultura; entre el acervo material que se recuperaron estuvieron los conocidos fardos funerarios, recuperados de los núcleos funerarios A y B de las necrópolis de Wari Kayán en la península de Paracas. Estos fardos fueron clasificados por su tamaño, calidad y estado de conservación en Primera, Segunda y Tercera Categoría, señalados en un plano de ubicación (publicado el 2010) y protegidos con telas crudas como el yute que fueron signadas con los números de registro e inventarios correspondientes.
Las diversas tareas de Tello y su equipo lo llevaron a migrar por diversas entidades estatales y privadas, generando, recogiendo y archivando todas las notas de campo, gabinete y documentos administrativos que se iban creando y acumulando como en el actual Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (M.N.A.A.H.P.), hoy repositorio final de estos fardos funerarios.
Al mismo tiempo los cambios políticos y las opiniones del equipo de Tello a veces no coincidían con las órdenes oficiales, inclusive, las legislaciones de la época eran sobrepasadas por las órdenes gubernamentales de turno en desmedro del Patrimonio Cultural por lo cual en un momento fue común que el gobierno de turno ‘donase graciosamente y a perpetuidad[4]’ objetos componentes de este acervo, por lo cual exigían a Tello, que entregase obligatoriamente un grupo de objetos, como fardos funerarios de Primera Categoría para regalarlo a un gobierno determinado. Fastidiado de ello, Tello y su gente idearon el cambio secreto de la numeración de las etiquetas de registro, trasmutando los fardos de Primera por Tercera o Segundas por Terceras; además se cambiaron las telas de protección para señalarlas con los ‘nuevos’ números oficiales. En otras palabras, al Gobierno de turno se le entregaba un fardo menor de última categoría cuando exigía imperativamente que fuese de primera calidad.
Estas medidas se explican por el principio de reserva de información cultural única en su especie; Tello y su equipo lo tenían muy claro y no veían garantías de estudio o retorno de estos pedidos oficiales. Pero, este equipo que encabezó Tello nunca se imaginó lo que sucedería, cerca de ochenta años después, en la ciudad de Lima.
Hacia el rescate del dato arqueológico.
El secreto fue guardado celosamente aun después de la muerte de Tello y con el tiempo los datos se fueron perdiendo ya que los contextos[5] comenzaron a dispersarse y difuminarse entre los diversos componentes del M.N.A.A.H.P.; entre ellos el gabinete y depósito de restos humanos, cuyos técnicos se limitaron, durante décadas, a tratar de mantener los fardos de acuerdo a sus criterios, sin estudiarlos, lo que puso en riesgo el estado de conservación de la colección.
Una de las principales actividades que tiene un científico que trabaja en el sector público no sólo es velar y administrar su objeto de estudio, sino también investigarlo y generar los datos necesarios para realizar propuestas interpretativas de la sociedad en general. Una persona que cumple con estos requisitos es la arqueóloga Maritza E. Pérez Ponce de la Curaduría de Cerámica del M.N.A.A.H.P.; quien se aventuró a presentar una investigación para identificar, registrar y documentar, como un proceso de recontextualización de contextos, un fardo funerario Paracas que se asumía perdido posterior a la muerte de Tello.
Este fardo, parcialmente estudiado, del que se tenía algunas noticias generales, probablemente tenía asignado el código 298; y, sus ofrendas asociadas (que componían este cerrado conjunto funerario) fueron derivados, por el tipo de material, a diversas áreas de custodia y almacenaje. Este es, en breve, el primer paso de una labor titánica de una profesional como la arqueóloga Pérez, en la búsqueda de la historia de un fardo perdido.
Pero su solitaria investigación entre los archivos, registros y depósitos no duró mucho, pues hacia el año 2005 se la acompañó la arqueóloga Julissa Ugarte, Curadora de Lítico en aquella época, del mismo museo, que sumó su interés en los artefactos líticos que se habían identificado previamente pero que no se habían ubicado y menos contextualizado. Ahora ya eran dos científicas en el rastro de un contexto funerario que cada vez se iba armando cual rompecabezas. Pronto el resto de las curadurías del M.N.A.A.H.P. aunaron esfuerzos los que fueron encabezados y representados por quienes fueran en esos momentos el Director del Museo y el Coordinador General de las Curadurías quien cerraba la marcha. Es así, que se lograron rápidamente no sólo hallar los datos administrativos, ya históricos, sino también se la ubicación de los objetos, sus significados, y sus implicancias entre sí formando un cuerpo sólido de información del cual surgieron preguntas y respuestas, y probables líneas de investigación que involucrasen por vez primera a todas las Curadurías[6] de un Museo Nacional en el Perú.
Entre las acciones que se realizaron no sólo se ubicaron la totalidad de los objetos registrado por Tello sino que se identificó el propio Fardo 298 entre tantos otros más. Se confirmó que este fardo 298, no había sido completamente abierto, aumentando el interés del caso. En este contexto se llevaron acuerdos de investigación, elaboración de perfiles ejecutivos, presentaciones de las actividades entre otras acciones para lograr cumplir con los pasos burocráticos que exige la legislación para investigar en el país; y al mismo tiempo conseguir fondos de inversión indirecta como los canjes y donativos para solventar y garantizar estos estudios.
Fue así que uno de los perfiles interesó a una empresa pública británica[7] que solicitó financiar la apertura, registro fílmico y la publicación de estudio del Fardo, para evaluar el contexto y el estado de conservación del mismo. Por ello se habilitaron espacios de la Curaduría de Textiles para el proceso de inventario, registro y comentarios del desenfardelamiento que quedaron registrados en fotos usando los equipos que se habían obtenido en un concurso internacional organizado por un área del gobierno de Japón. También se financió el registro gráfico especializado de dos dibujantes[8] y la cotidiana bitácora ad hoc que forma parte de un adecuado procedimiento científico. Desde el primer momento se procedió a registrar y retirar los elementos con los protocolos de seguridad e integridad para cada uno de los componentes tanto humano como patrimonial, siendo los textiles los componentes mayoritarios.
En ese tiempo se sostuvieron diversas reuniones para ir definiendo el esquema y la redacción del informe y su conversión en un artículo o cuadernillo de todo lo que implicó el estudio del Fardo 298. Pero en ese mismo ínterin se dieron las elecciones generales en la República del Perú ganando oficialmente por segunda vez un Partido, ese gobierno realizó cambios en la Administración Pública al poco tiempo de asumir la conducción del Estado Peruano; una de sus medidas fue reemplazar la Alta Dirección[9] del fenecido Instituto Nacional de Cultura, y la entonces reciente Directora Nacional dispuso medidas entre las que figuran el cambio de la Coordinación General de Colecciones y la Dirección misma del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú lo que generó que se frustraran todos los proyectos editoriales en proceso, entre ellos el trabajo realizado entorno al Fardo 298.
Lo mejor es enemigo de lo bueno
Con el tiempo, el primero de los autores (Carlos Del Águila) asumió la Dirección del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; esta institución, además de ser uno de los museos universitarios más antiguos del país, tiene entre sus principales productos de bandera, la divulgación de la investigación científica y académica, habiendo logrado a lo largo de sus noventa y tres años de su existencia, un reconocido prestigio nacional e internacional. Uno de estos productos es la Revista Arqueología y Sociedad fundada por su director de ese entonces (inicios de los años setenta) Luis Guillermo Lumbreras Salcedo; y el otro producto es la Serie Cuadernos de Investigaciones del Archivo Tello fundada por su directora de aquella época (a finales de los años noventa) Ruth Martha Shady Solís.
Estas revistas han formado el pilar científico del accionar del museo universitario de San Marcos en temas de arqueología y, a hacia el periodo 2003-2011, se vivieron momentos importantes de acceso a recursos financieros de la misma universidad que permitieron asegurar la continuidad de las series editoriales y la generación de nuevos proyectos impresos. En ese contexto es que la posibilidad de completar series enteras del Archivo Tello era una realidad concreta. Por ejemplo, de esta forma se pudo concluir con publicar toda la información que Tello acumuló en sus estudios sobre Pachacamac, y fue realizado en tres tomos de “Cuadernos de Investigaciones….”. Lo mismo se quiso hacer con los archivos de Paracas del mismo acervo. Esta posibilidad, obsesionó a los autores de este breve ensayo.
La lucha por defender los fondos para publicar fue y es ardua; más aún en una universidad como San Marcos. Por ello nos propusimos cumplir el objetivo y casi lo conseguimos. El cambio de autoridades alteró los planes, lo único que se pudo lograr fue dejar todo ‘casi listo’ para que las nuevas autoridades del museo las concluyan. Pero ese ‘casi listo’ nos jugó una mala pasada.
Cuando Del Águila asumió la Dirección del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la conducción del Museo de Arqueología y Antropología de la misma casa de estudios fue asignada a Fernando Federico Fujita Alarcón quien encabezó directamente, entre otras acciones, la política editorial del Museo; siendo lo último en su gestión la preparación de la publicación de Cuaderno de Investigaciones del Archivo Tello Nº 9, Wari Kayán[10]. Entre estas acciones, oficiosamente se sabía que el M.N.A.A.H.P. había suspendido la publicación de las investigaciones correspondientes al Fardo 298, y que la mayoría de los co-responsables, y co-autores, ya no trabajan en dicha entidad estatal. De esta forma se propuso en el Museo de Arqueología y antropología de San Marcos, la elaboración de un artículo amplio para insertarlo como complemento o anexo a una segunda entrega de sus “Cuadernos de Investigaciones….” sobre Paracas, tocando temas de recontextualización arqueológica, reunión y unión de colecciones, aporte científico, ejemplo de cooperación inter especialidad entre otros.
Intercambiando pareceres, se acordó entre la Dirección del Centro Cultural (Del Águila) y la Dirección del Museo (Fujita) la necesidad de publicar (por San Marcos) la información del Fardo 298 haciendo la reserva de espacio, diseño y páginas en lo que sería un anexo de la novena publicación de la serie “Cuadernos de Investigaciones….” Para el cálculo de costos usamos un texto que aun estaba en ‘borrador’ muy crudo en los niveles académicos y divulgativos, pero que servía para los fines señalados (reserva de páginas), y lo dejamos ahí hasta lograr el consenso de todos los involucrados. Este fue el inicio de una cadena de sucesos inocentemente desafortunados que recientemente hemos identificado.
El consenso de los involucrados (la mayoría ex trabajadores del M.N.A.A.H.P.) en el estudio del Fardo 298 no se logró: los autores de este ensayo sí querían la publicación, otro grupo veía complicaciones en el proyecto por tanto asumieron una posición neutral, y un tercer grupo insistía en que lo publique el M.N.A.A.H.P.; es importante precisar que la filosofía del grupo era masificar este estudio, inclusive algunos de ellos ya venían usando estos datos en otros estudios y artículos independientes. En todo este debate de posiciones, una cuarta postura se puso al frente: esta sostenía que había que tener el artículo completamente estructurado y pulido en todos los sentidos, el documento perfecto antes de enviarlo a la imprenta. Ninguna posición ganó.
La Información ¿de uno o de todos?
Fue un congreso democrático fallido, en parte, por los autores de este ensayo, al querer acelerar la divulgación de la información identificada y procesada por un equipo profesionales que tuvimos la oportunidad de continuar la labor de Tello, desenfardelando un contexto Paracas. En ese lapso de discusión se desorganizó la estrategia al ser reemplazado Del Águila de la Dirección del Centro Cultural de San Marcos, sin embargo, se lograron asegurar los fondos económicos necesarios para la publicación e impresión. Luego, Fujita fue reemplazado írrita e intempestivamente.
En todo este tiempo aún se mantenía el primer borrador del texto haciendo el espacio para la publicación del artículo anexo al “Cuadernos de Investigaciones…” acerca del Fardo Funerario 298. Aquí lanzamos dos preguntas concretas para contestarlas intrínsecamente en este texto y que tiene que ver con muchas de nuestras actividades: ¿de qué sirve guardar la información? y ¿la información arqueológica, es un tesoro personal o un tesoro nacional?.
Hace algunos meses nos enteramos por internet, por las redes sociales, de la presentación del Cuaderno de Investigaciones del Archivo Tello N° 9 titulado Paracas Wari Kayan, publicado por el fondo editorial del Museo de Arqueología y Antropología de San Marcos, nos invadió una extraña emoción de ver concretado ese texto que dejamos ‘casi listo’. Se imprimió con algunas variantes del proyecto inicial, nuevas presentaciones de nuevos directores, obviamente, y nuevos autores de los ensayos introductorios. Hasta aquí nada extraño, luego los contenidos completos impecables y largamente trabajados y procesados por el equipo editorial del Museo y, finalmente, el anexo ‘casi completo’…… ¿cómo?, ¿’casi completo’?..., sí, ese que reservaba espacio y tiempo para ponernos de acuerdo, lo cual nunca logramos.
El maestro Julio César Tello Rojas abriendo un fardo funerario en los recintos de lo que ahora es el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. |
Ese anexo, nos llevó a la inmortalidad, más allá de los tiempos, nos ubicó, como equipo complementario de Tello de los años 30 y 40 del siglo pasado. No se entendía nada, si no éramos nosotros los que viajamos al pasado, ¿habría sido el maestro Tello quien se acercó a nuestro presente?, nos inclinamos a pensar que fue esto último.
Nos cuentan, porque no asistimos, que en la presentación del “Cuadernos de Investigaciones....”, hubieron reclamos, críticas, llamadas de atención de otros colegas por el “error”, por el “desliz”, por el misterioso mensaje del más allá para lograr que todo lo que Tello y su equipo documentó de Paracas y sus legendarias excavaciones esté al alcance de todos, pueda ser leído, interpretado y criticado por fin, tal y como textualmente lo interpretó el maestro.
Ante estos sucesos, nos vimos obligados a comprar un ejemplar, porque hasta el momento no nos ha llegado los ejemplares de “cortesía” como ex directores y ex editores; así pudimos comprobar estos hechos.
Sin embargo, los reclamos se extendieron, viejos amigos y colegas del M.N.A.A.H.P., nos han acusado, ajusticiado y condenado por este atropello, por este desafío de no esperar (tal vez otros ochenta años más) el documento ‘perfecto’.
Insistimos, debe haber sido el maestro Tello, desde el más allá, porque debe saber que lo admiramos y respetamos como científico y porque tal vez seamos de los pocos que no lo idolatramos ni lo veneramos como santo; sino no se explicaría cómo es que no aparece ningún reconocimiento del esfuerzo previo que nos tocó dirigir; tiene que haber sido él, él nos borró alegremente, de los créditos.
La verdad se abre paso.
Toda información debe ser ganancia sino es un lastre en el progreso de las relaciones sociales y productivas de una Nación. Pero para los científicos sociales no sólo implica generarnos un cuerpo de información, de datos concretos, sino también reconocer un valor cuando se aplican a la búsqueda de una mejora de las condiciones del entorno social de una persona y de la comunidad en general. Estos datos interpretados deben ser la base de propuestas sólidas para la transformación cultural y la única manera de lograr que se afiancen los logros es con el uso y la divulgación del conocimiento, que a su vez permite su consolidación mediante la construcción de nuestra identidad histórica.
No divulgar la información es igual que ocultarla, y ocultar la verdad y la realidad nos alejará de un futuro alternativo y bueno. La verdad obtenida de la información, no debe ser ocultada ni apropiada por una sola persona. No es el dominio de uno que podría explotar a otros, sino todo lo contrario un derecho y libertad de saber que no debe ser negado a ninguna persona. Queremos creer que Tello “jugó en pared” con nosotros para defender estos principios.
En virtud de ello, consciente e inconscientemente somos responsables que se publicara el mencionado documento, por lo cual volvemos a ofrecer las disculpas del caso para todos los que se han sentido afectados (no creemos que Julio C. Tello se encuentre en esa lista); pero esto, creemos, tampoco debe ser obstáculo para que se publique adecuadamente un artículo correcto, legible y masivo sobre el Fardo 298 de Paracas; se acaba de recibir la invitación de Ann Peters para que alcancemos un avance de estos datos como parte de la publicación del Simposio “Paracas-Nasca: Una época “transicional” del formativo Tardío, Costa Sur de los Andes Centrales” realizado en Ica del 9 al 12 de agosto pasado y, aun así, debería seguir pensándose en publicarlo como un cuaderno especial de Investigaciones del M.N.A.A.H.P. ; al fin y al cabo, muchas cosas de este estudio aún no se publican: dibujos finales, acuarelas, registros fotográficos detallados, análisis detallados, inventario de materiales recuperados, etc. ¿No creen acaso que un estudio tan singular como el del Fardo 298 de Paracas se merezca por lo menos tres publicaciones distintas?.
Si no aceptan nuestras sinceras disculpas, no lo tomaremos a mal ya que eso nos permite asumir nuestra humildad científica, y por lo cual estaremos agradecidos con vuestras mejores críticas.
Lima, octubre del 2012
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[1] Arqueólogo, ex Director del Museo de Arqueología y Antropología y del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; actualmente es el Director del Centro Cultural de Petroperú.
crdela@hotmail.com gabinetedearqueologiasocial@gmail.com
[2] Arqueólogo, ex Director del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; actualmente ejerce libremente su profesión.
fernando_fujita@yahoo.es gabinetedearqueologiasocial@gmail.com
[3] Esta serie es editada por el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Los datos provienen del Archivo Tello de la antedicha entidad, de los que custodia el Instituto Riva Agüero y el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.
[4] Lo de graciosamente era no por broma sino por la gracia en cuanto significaba que era un derecho tuitivo o prerrogativa propio del gobierno; esta idea se refleja en la tercera acepción de la palabra Gracia (3. f. Don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita) que se halla en la versión electrónica de la XXII edición del Diccionario de la Real Academia Española.
[5] El conjunto de objetos y datos que se hallan asociados como parte de un evento con límites cerrados en el tiempo y en el espacio.
[6] Las Curadurías eran representadas por Julissa Ugarte (Curadora de Lítico), Dante Casareto (Curador de Cerámica) y Maritza Pérez, Elsa Tomasto (Curadora de Restos Humanos) y Mellisa Lund, Manuel Gorriti (Curador de Material Orgánico), Carmen Thays (Curadora de Textiles), María Inés Velarde (Curadora de Metales) y Pamela Castro; así como el apoyo de Merly Costa (jefa de Biblioteca y Archivos). Muchos otros colaboradores técnicos y científicos del M.N.A.A.H.P. también participaron, nos preocupa no identificar y reconocer a todos los que realmente participaron.
[7] British Broadcasting Corporation o BBC mediante su división de documentales BBC FOUR. Los representantes necesitaban hacer un documental acerca de la muerte en época prehispánica en los andes, entre otras cosas requerían imágenes de un fardo funerario Paracas o Nasca, y se les ofreció esta oportunidad con el conocimiento de las altas autoridades del extinto Instituto Nacional de Cultura.
[8] Lucio Caballero y Alberto Ayarza.
[9] El gobierno representado por Alan García dispuso el cambio de Luis Guillermo Lumbreras Salcedo por María Cecilia Bákula Budget, luego a su vez ella dispuso la aceptación de una supuesta renuncia irrevocable del Coordinador General de las Curadurías y el cambio del Director del M.N.A.A.H.P. por Carmen Dorothy Arellano Hoffmann.
[10] Ya el año 2010 se había logrado publicar el primer “Cuaderno de Investigaciones…..” Paracas Cavernas.
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